¿Sabías que en España hay aproximadamente 3,4 millones de hectáreas dedicadas a la agricultura de regadío? De hecho, el 2,4 % del PIB nacional procede de este tipo de explotaciones. Por eso, vemos necesario dedicarle un post completo.

Qué es la agricultura de regadío

Empecemos por lo básico: ¿a qué llamamos agricultura de regadío? Con tal denominación nos referimos a toda explotación agrícola en la que se emplean sistemas de riego artificial para suministrar agua a los cultivos. Gracias a ellos, se logra abastecer las necesidades hídricas no satisfechas por las precipitaciones naturales.

La agricultura de regadío tienen las siguientes características:

  • Emplea sistemas de riego artificial.
  • Requiere una mayor inversión inicial por la necesidad de equipamiento e infraestructuras especializadas.
  • Otorga un mayor control sobre la cantidad y distribución del agua.
  • Goza de gran versatilidad, pues resulta compatible con diversos cultivos, suelos y fuentes de agua.

Tipos de regadío que existen

  1. Por inundación: el terreno se mantiene cubierto de agua y desprovisto de desagüe. Podemos verlo allí donde se cultiva arroz o alfalfa.
  2. Por surcos: el agua penetra en los canales de un terreno ondulado. Es habitual en el cultivo del maíz.
  3. Por aspersión: aspersores conectados por tuberías rocían el terreno y los cultivos con agua como si se tratase de lluvia. Es adecuado para cultivar cereales.
  4. Por goteo: el agua se administra gota a gota mediante una red de tuberías, reduciendo al máximo su consumo. Muy indicado para el cultivo de hortalizas (por ejemplo, tomates).
  5. Por drenaje: emplea tuberías perforadas subterráneas para suministrar el agua, recogiendo el sobrante para evitar el encharcamiento. Resulta especialmente útil en aquellas áreas que son propensas a encharcarse (por ejemplo, terrenos arcillosos).

Cuáles son los beneficios de la agricultura de regadío

Alto rendimiento

Los cultivos de regadío, a pesar de ocupar solo el 14 % de la superficie agraria útil, aportan más del 50 % de la producción agrícola, lo que multiplica por 6 a la del secano.

Gran rentabilidad

Las cosechas de regadío valen 6,6 veces más que las de secano. Esto les permite cuadruplicar la renta generada por dichos cultivos. Es por esta razón que contribuyen a revalorizar las tierras donde se practica este tipo de agricultura.

Sostenible

Los terrenos de regadío constituyen un arma poderosa frente a los problemas medioambientales. Por un lado, combaten la desertificación y reducen la erosión del suelo; por otro, consumen dióxido de carbono y aportan oxígeno a la atmósfera. A ello hay que añadir que los modernos sistemas de regadío han hecho grandes avances en lo que respecta al consumo responsable del agua.

Mejora la calidad de vida de los agricultores

Los avances tecnológicos (como el riego programado) hacen que su actividad resulte más cómoda. Además, estos cultivos contribuyen decisivamente al desarrollo socioeconómico de las zonas rurales.

 

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