Las buenas prácticas agrícolas (BPA) son un conjunto de normas esenciales para garantizar la sostenibilidad en el campo, proteger al medioambiente y mejorar la calidad de los productos. Estas prácticas no solo benefician a los agricultores, sino también a los consumidores y a las futuras generaciones. Por ello, veamos cuáles son las bases de las BPA y algunos ejemplos.

Qué son las buenas prácticas agrícolas

Las buenas prácticas agrícolas (BPA) son un conjunto de principios y normas diseñadas para asegurar una producción segura y responsable de los cultivos y el ganado. Para ello, estas prácticas abarcan aspectos como el uso racional de los recursos, la gestión del suelo, la conservación de los bienes naturales y el bienestar de los trabajadores y animales.

Otro objetivo de las BPA es cumplir con los requisitos de calidad e inocuidad de los alimentos y garantizar que los productos agrícolas sean seguros para el consumo humano.

Buenas prácticas agrícolas: ejemplos

Las BPA se aplican en distintas áreas del sector agrícola, promoviendo tanto la productividad como la sostenibilidad.

  • Rotación de cultivos. Esta práctica contribuye a mantener la fertilidad del suelo y previene plagas y enfermedades que afectan a los cultivos. Alternar entre diferentes tipos de cultivos reduce la dependencia de fertilizantes y pesticidas químicos y ayuda a conservar la salud del ecosistema.
  • Uso eficiente del agua. Implementar sistemas automáticos de riego (como el riego por goteo) facilita el suministro de la cantidad mínima de agua que los cultivos necesitan.
  • Gestión Integrada de Plagas (GIP). Se trata de un enfoque combina métodos biológicos, culturas y químicos para controlar las plagas de forma sostenible. Por ejemplo, introducir depredadores naturales o instalar trampas reduce el uso de productos químicos.
  • Protección de la biodiversidad. Los agricultores favorecen la presencia de polinizadores y otras especies beneficiosas para conservar las áreas de vegetación natural.
  • Capacitación del personal. Garantizar que los trabajadores posean las habilidades necesarias para manejar la maquinaria y los recursos y conozcan en profundidad los procesos de producción no solo protege su salud, sino que también mejora la eficiencia en las labores agrícolas.
  • Manejo adecuado de residuos. Una gestión responsable de los envases de pesticidas, fertilizantes y otros residuos agrícolas reduce la contaminación y promueve, cuando sea posible, la reutilización o reciclaje.

Bases de las buenas prácticas agrícolas

Las buenas prácticas agrícolas se componen de cuatro pilares. Estas bases garantizan la eficacia y aplicación de las BPA en diferentes contextos.

Sostenibilidad ambiental

Su objetivo es minimizar el impacto negativo de las actividades agrícolas en el medio ambiente. Para ello, se promueve el uso racional del agua, la reducción de emisiones y contaminantes, y la conservación del suelo mediante prácticas como el uso de abonos orgánicos y la siembra directa.

Calidad y seguridad de los alimentos

Las buenas prácticas agrícolas aseguran que los productos sean nutritivos y seguros para el consumo humano. Esto implica controlar residuos químicos, evitar la contaminación cruzada y cumplir con las normativas internacionales.

Bienestar social y laboral

Este principio significa garantizar unas condiciones laborales justas para los trabajadores y responder a las exigencias culturales de la sociedad. Un ejemplo de este pilar consiste en proteger la salud de los trabajadores mediante su capacitación en el manejo de maquinaria y/o productos químicos como los de Grupo Sesla.

Rentabilidad

Otra de las bases de las BPA es garantizar la viabilidad de la empresa. Por ello, a través de estas prácticas, los agricultores mejoran la eficiencia de la producción, reducen costes y aumentan la calidad de los productos, lo que se traduce en una mayor rentabilidad y acceso a los mercados.

Por qué es importante mantener estas buenas prácticas

La aplicación de las buenas prácticas agrícolas supone numerosos beneficios tanto para los agricultores como para la sociedad.

  • Protección del medio ambiente: la gestión adecuada de fertilizantes y pesticidas ayuda a preservar los ecosistemas y previene la contaminación de los suelos y del agua.
  • Prevención de enfermedades y plagas: el manejo integrado de plagas y la rotación de cultivos ayudan a prevenir el sobrecrecimiento de organismos, de modo que se reducen las pérdidas económicas y se mejora la sostenibilidad a largo plazo.
  • Producción de alimentos seguros: las BPA garantizan que los alimentos lleguen al consumidor final libres de contaminantes y con altos estándares de calidad.
  • Cumplimiento normativo y acceso a mercados: cumplir con las BPA permite a los agricultores acceder a mercados internacionales. Para ello, la empresa debe obtener una certificación de buenas prácticas agrícolas, mediante la cual se garantice la calidad, sostenibilidad y seguridad de las actividades agrícolas.

 

Las buenas prácticas agrícolas son esenciales para una agricultura responsable y sostenible. Implementarlas no solo mejorará la calidad de los productos y la eficiencia de los procesos, sino que también contribuirá a la protección del medio ambiente y al bienestar de quienes trabajan en el campo.