España es un país eminentemente agrario. En la actualidad, más de 1 200 000 personas en activo se dedican al sector agroalimentario, lo que supone un 6,3 % del total de la economía nacional. Esto se traduce en una actividad frenética de producción que tiene, como resultado, la generación de muchísimas toneladas de residuos agrícolas que hay que gestionar correctamente.
Esta es una de las principales preocupaciones tanto de las autoridades nacionales y europeas como de los profesionales del sector: establecer protocolos adecuados para la gestión de residuos agrícolas y hacerlo conforme a la ley de residuos agrícolas es clave para el buen funcionamiento de las empresas dedicadas a este tipo de trabajos.
Qué son los residuos agrícolas y por qué es importante su gestión
El trabajo con árboles y plantas genera la aparición de desechos leñosos y herbáceos de manera constante. ¿Cuáles son los residuos agrícolas? El cultivo, la poda, la retirada de ejemplares dañados o la simple limpieza de malas hierbas hace que cada explotación pueda llegar a generar miles de desechos relacionados con su tarea en el campo. A esto se suman los restos de productos fitosanitarios y purines, a los que hay que prestar especial atención para no contaminar el entorno.
Todos estos residuos agrícolas deben ser tratados de la manera correcta y conforme a unos protocolos marcados por las normativas nacionales e internacionales. Con ello, lo que se busca es que se reduzca el impacto negativo del trabajo del hombre en el medio ambiente.
Tratamiento de residuos agrícolas
Son muchas las fórmulas que existen para el tratamiento de residuos agrícolas y que están aconsejados por las autoridades nacionales. Entre los más habituales y recomendados en estos momentos se encuentran los siguientes:
Compostaje
Todo lo que se considera residuo orgánico —restos de plantas, madera, fruta y verdura que no es apta para la venta…— pueden convertirse en abono gracias a la técnica del compostaje.
Cada vez más empresas se suman a este protocolo que permite conservar este material en grandes contenedores hasta que se descomponen por completo y se convierten en un rico compost, muy útil para aportar vigor a los cultivos.
Digestión anaeróbica
Se trata de un método muy parecido al anterior, con la salvedad de que en este caso los restos se descomponen en ausencia de oxígeno. De esta manera, se pueden reutilizar para generar calor y energía eléctrica a través del biogás que se genera durante el proceso.
Reciclaje
En el caso de los productos químicos, plásticos y otros elementos de muy lenta descomposición y que no son orgánicos, existen protocolos de reciclaje muy marcados por las normativas nacionales para que las empresas tengan claro, en todo momento, cómo operar para que el campo siempre esté limpio y sano.
Cómo evitar malas prácticas en la gestión de residuos agrícolas
La quema de residuos agrícolas descontrolada, el abandono de la basura en cualquier punto o el vertido de residuos son algunas prácticas muy castigadas por la ley, debido a las consecuencias negativas que tienen para el propio suelo o el aumento del llamado efecto invernadero.
Para evitar estas prácticas, conviene estudiar las recomendaciones de la ley y contar con la maquinaria necesaria para procesar perfectamente todos estos residuos y limpiar muy bien el espacio de trabajo en el campo. Además, se requiere una voluntad proactiva por parte de los empresarios del sector para cuidar, día a día, el entorno que nos da de comer y que nos ha convertido en la huerta de Europa.
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